La experiencia de la terapia con Vicente ha sido sobrecogedora. La primera vez que me puse en sus manos, pensaba que haría un masaje para desbloquearme las contracturas de la espalda que era el motivo por el que iba a su consulta. En su lugar, no me tocó la espalda, me tocó la cabeza suavemente, me hizo terapia con unos imanes…En fin muchas cosas que no entendía pero la sensación con la que salí de allí tras una sola consulta, fue de paz, de calma… lloré. Me había desbloqueado algo por dentro que me hacía ahora estar en paz y súper tranquila, como si me hubiera quitado un peso de encima que no sabía que llevaba.
En la segunda sesión, cuando Vicente me preguntó qué había sentido y le conté mi estado de calma y tranquilidad, lo que había llorado y todo lo que había dormido y reposado. A lo que Vicente me respondió, "Claro, es que en la primera sesión lo que hago es “descansar el alma”. A partir de ahí, ha sido un tratamiento de algunos meses que me han cambiado totalmente por dentro y por fuera. Me ha mejorado la espalda a un nivel increíble, duermo mucho mejor, me siento mejor físicamente, he cambiado la alimentación y tengo una manera totalmente distinta de afrontar la vida y los problemas. En todos los sentidos Vicente me ha abierto los ojos y la mente a un nuevo estilo de vida. Julia Cabrera |
Sufría de inflamación abdominal, dolores lumbares, malestar, ansiedad, confusión... Después de acudir a médicos, físios, acupuntura, (tomar ibuprofenos, jarabes, hacerme ecografías..…) no notaba mejoría, o en algún caso notaba algo de mejoría sólo momentáneas.
Tuve la gran suerte de, a través de una compañera, conocer a Vicente. Un lugar en el que te tratan a nivel global. Desde problemas digestivos, intolerancias alimenticias, dolores físico, hasta la causa de tus inseguridades, tus miedos, tus problemas (bloqueos) mentales que están tan desordenados o anclados en tu cabeza que no sabes ni por dónde empezar a tratarlos. Decidí probar y desde la primera sesión noté una sensación de paz y bienestar que es lo que me impulsó a seguir. Con la segunda sesión el dolor lumbar desapareció así como la inflamación iba siendo menor. Cambié mi alimentación y empecé a sentirme mejor. Fui aprendiendo a escuchar a mi cuerpo y a conocerlo del mismo modo que a mí misma. Lo cual es la base de todo porque si lo reconoces lo consigues solucionar. Me doy cuenta de que mi vida ha cambiado aún teniendo lo mismo que al principio. Isabel Tejeiro |
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